La reinita amarilla (Setophaga petechia), también conocida localmente como canario de mangle, es una de las aves más vibrantes y ampliamente distribuidas del hemisferio occidental. En Puerto Rico, tenemos una subespecie residente del grupo petechia que se encuentra todo el año en los manglares costeros, donde anida y canta con frecuencia. Además, llegan individuos desde Norteamérica a invernar durante la temporada migratoria.
La reinita amarilla es una pequeña ave paseriforme de la familia Parulidae. Mide entre 11 y 13 cm de largo y pesa alrededor de 9 a 11 gramos. Su plumaje es inconfundible.
En Puerto Rico, el canario de mangle del grupo petechia es residente no migratorio y se encuentra principalmente en manglares costeros, bosques secos cercanos al litoral, zonas de arbustos y vegetación baja cerca de cuerpos de agua.
Esta subespecie está bien adaptada a los ambientes salinos y húmedos y es común observarla entre ramas bajas, buscando insectos y pequeñas arañas. También puede alimentarse de pequeños crustáceos y, ocasionalmente, de frutas.
El canario de mangle anida en Puerto Rico durante la primavera y el verano. Construye su nido en arbustos o ramas bajas de los mangles, utilizando fibras vegetales, pasto seco y telarañas. Suele poner entre 2 y 4 huevos, que son incubados principalmente por la hembra. Ambos padres alimentan a los polluelos, que abandonan el nido tras unos 10 días. Esta especie es vulnerable al parasitismo de nido por parte del tordo lustroso (Molothrus bonariensis), que deposita sus huevos en los nidos de la reinita.
Setophaga petechia es una de las especies más ampliamente distribuidas del género Setophaga, con más de 40 subespecies agrupadas en tres grandes grupos:
A diferencia de sus parientes del norte, la subespecie puertorriqueña no migra. Vive y se reproduce en la isla durante todo el año, siendo una especie emblemática de los ecosistemas costeros.
El canario de mangle es una de las aves más fotogénicas y fáciles de observar en los manglares y zonas costeras de la isla. Su color amarillo intenso resalta entre el follaje verde y su canto melodioso lo delata incluso antes de ser visto.
Sin embargo, no puedo decir lo mismo de la subespecie aestiva que nos visita como migratoria. En octubre de 2025 registré esta especie en mi patio por primera vez, en plena ciudad. Escuché sus vocalizaciones “chip, chip” varios días a cierta hora, hasta que en una de sus visitas logré verla y fotografiarla (foto de portada). La tarea no fue fácil ya que se alimentaba activamente y saltaba de rama en rama sin detenerse.
Cabe destacar que esta es una especie clave para la educación ambiental y la conservación de los manglares, ya que su presencia indica un ecosistema saludable.
Frances Santiago, una apasionada fotógrafa aficionada de Puerto Rico, ha capturado la esencia de la isla a través de su lente. Con un ojo agudo para los detalles y una paciencia inigualable, se ha dedicado en su tiempo libre a la observación de aves, documentando la diversidad y la belleza de una variedad de especies. Su amor por la naturaleza se refleja en cada imagen, invitando a los espectadores a conocer, apreciar y respetar el mundo natural que nos rodea.
Todas nuestras fotografías son originales y tomadas en su ambiente natural a distancia considerable con lentes telefoto. Ningún ave ha sido manipulada ni perturbada en el proceso. Si deseas apoyar nuestro trabajo voluntario de educación, concientización y documentación de nuestras aves y naturaleza, tu donativo es bien recibido sin importar la cantidad.